El pasado 2 de diciembre, el Congreso aprobó la reforma de las pensiones, una ley que tuvo entre sus principales razones de ser la actualización de las pensiones en función del IPC. La inflación en 2021, según el INE, ha sido del 6,5% y la cifra que utilizó el Gobierno para aumentar las pensiones en 2022 ha sido la del 2,5%. El mismo porcentaje que utilizará para calcular la “paga” con la que compensa a los pensionistas por la diferencia entre las previsiones de inflación realizadas a finales de 2020 y el IPC de 2021.
En este sentido, la fórmula utilizada desde siempre a la hora de calcular el aumento de las pensiones es el IPC acumulado o interanual, un reflejo real de cuánto ha aumentado el coste de la vida; pero el pacto de las pensiones entre el Gobierno, los dos grandes sindicatos y la patronal eligió otra fórmula: el IPC medio anual en los 12 meses previos. Aquí y ahora significa nada más y nada menos que una pérdida de un 4% en el poder adquisitivo de los pensionistas.
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